¿Qué es el Trastorno Obsersivo Compulsivo (TOC)?
Se caracteriza por pensamientos recurrentes incontrolados (obsesiones) y comportamientos ritualizados o repetidos (compulsiones). Los rituales se realizan para aliviar las obsesiones y pueden ser contar, revisar, limpiar entre muchos otros. Los pensamientos obsesivos más frecuentes son:
- Miedo a llevar a cabo un impulso que pueda dañar a un ser querido.
- Temores relacionados con enfermedades, higiene o imperfecciones.
- Dudas e inseguridades que generan que revisen todo de forma compulsiva (por ejemplo, la luz, teléfono, gas…).
- Reducir la aparición de ansiedad y la intensidad de sus síntomas.
Generalmente, una persona que padece TOC se da cuenta de que tiene un problema cuando la presencia de obsesiones o compulsiones es suficientemente grave como para interferir en su día a día.
La métafora del cuarto lleno de bombillas
Imagina vivir en una habitación donde cada poco tiempo se encendiese una bombilla y tú quisieras apagarla, y una vez que lo lograses, se encendiese otra, y otra… ¿agobia, verdad?.
Pues eso sería una metáfora de lo que le sucede a una persona que tiene TOC, con la diferencia que la habitación es su mente, y de allí, no puede escapar. La cuestión es que cuanto más intentamos escapar, más bombillas se encienden. El cerebro funciona de esta manera, lo que resiste, persiste.
Deberemos aprender otras maneras más adaptativas de relacionarnos con la obsesión, ya que intentar arrancarnos estas e intentar activamente no pensar en ellas, no sólo no funciona, sino que es peor.
¿Cómo orientaremos el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo?
El tratamiento conlleva la recopilación, exploración y análisis de toda información relevante referente a la sintomatología del TOC y sus implicaciones en el día a día de la persona.
En terapia el objetivo será comenzar a endender la enfermedad mediante la psicoeducación, eliminar la sintomatología y curarnos de lo que no es el síntoma, pero se expresa a través de él.
Es importante tener en cuenta que en la mayoría de los casos, el TOC aparece asociado a estados anímicos decaídos, conflictos relacionales, ansiedad, estrés, etc. Estos problemas deben ser abordados desde una perspectiva integral ya que constituyen factores generadores y mantenedores de la propia sintomatología a tratar.
El proceso debe adecuarse a las particularidades de cada persona y su momento vital; las técnicas con las que trabajo provienen del enfoque cognitivo conductual, terapia sistémica y terapias contextuales (también llamadas terapias de tercera generación)-
El objetivo pasa por cambiar la relación que tiene el paciente con sus pensamientos, disminuyendo la percepción de amenaza que estos suponen inicialmente y la respuesta emocional a los mismos.